martes, 29 de octubre de 2013

Permeabilidad publicitaria

Hay superficies neuronales que se empapan rápido y bien de mensajes propagandísticos. Algunos las tienen más grandes y otros más pequeñas, pero todos sentimos que nuestra materia gris se moja de información que no hemos pedido y que probablemente no necesitábamos, por mucho que después prioricemos su querencia por encima de las verdaderas urgencias primarias o existenciales.
El cuarto poder –los medios de comunicación– se ha corrompido hasta ser mero transmisor de los mecenas, los que las ponen para salir en la foto. Así, del mismo modo que los bancos subvencionan y nutren a los partidos políticos a cambio de legislación blanda que les favorezca fiscalmente, las grandes marcas emborrachan los medios de publicidad subliminal o descarada –ya lo mismo da que te la claven de frente que torcida. Nos han hecho pensar que las cosas, las noticias, los videos son gratis, pero no lo son. En el mejor de los casos, nos roban nuestro valioso tiempo. Nadie puede ver una película sin indigestarse de una ensalada de anuncios que no encargó. Y no pongas un video en youtube: la previa puede ser más larga que la canción, el gol de chilena o la caída en plató. Un blog con anunciantes se hace eterno de cargar. Un periódico no viviría ni dos días sin el patronazgo interesado de particulares, empresas y tiendas. Una emisora sin puritos ni cognac no sería lo mismo. Probablemente ni sería. Si ya hasta los presentadores te saltan del gol de Ronaldo a la venta de televisores sin más paréntesis que un plano en negro y unos rótulos diminutos que te advierten de que te estás tragando la publicidad de telefucken, por simular un ejemplo. Y no seas deportista de élite y lleves el coche, la moto, la camiseta, la muñequera o los gayumbos sin anunciantes. Lo primero, no verás un duro; lo segundo, te tomarán por loco y tus prendas parecerán de saldo y no de verdad.
Quiero acabar mi alegato anti-propaganda con una reflexión crítica sobre los informativos televisivos. Yo entiendo que hay que pagar al cámara, al corresponsal en Tombuctú que le va el barro y a la novia de Iker Casillas, pero colar como información las estrellas Michelín o el nuevo disco de Alejandro Sanz no se lo creen ni ellos. Un nuevo best-seller o una peli de estreno no son noticias; son propaganda barata, aunque imagino que pagada a precio de oro. El tiro de gracia informativa me lo dio la CNN exhibiendo juegos de videoconsolas en un telediario.
 En fin, que ya sabemos todos que lo que no se conoce no existe. Mucho menos se compra. Pero con toda esta bazofia nos estamos alejando de lo verdaderamente importante. El mundo que nos enseñan por la ventana solo se orienta al Toys ‘r’ us o al Corte Inglés, a Almodóvar o Playstation. La verdad os hará libres, dicen. Por eso somos todos esclavos, porque no la echan por la tele.

3 comentarios:

  1. Pues fíjate que nunca me había parado a pensarlo pero ese minuto musical que salea al final del telediario probablemente vaya pagado y muy bien pagado por parte de la discográfica o productora interesada...

    Nos cuelan productos a todas horas sin desearlo. Somos víctimas de spam silencioso.

    Todo tiene intereses. Fíjate que en cuanto una marca no paga ponen pegatinas a los productos para que no veamos lo que la gente "guay" usa.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Es muy cierto, somos esclavos y nuestra libertad cada vez está más limitada...¿Cuánto aguantaremos?...El daño que hacen los medios de comunicación es casi irreparable, lo que debemos cuestionarnos es ¿porqué sabiendo que todo esto es una bazofia participamos de este juego?...

    Un abrazo, de nuevo verdades como puños en tu escrito.

    ResponderEliminar
  3. Pues ahora da asco navegar por internet. Pinches donde pinches se abre una ventana. Y además, ahora también te resaltan palabras en tus escritos para ver si alguien pica y pincha para redirigirte a una página que ni te interesa ni la has solicitado. No me extraña que la de publicidad sea una de las carreras más demandadas.
    Salut

    ResponderEliminar