sábado, 7 de septiembre de 2013

El poder del grito

Una de las cosas que más me revientan de la vida es que no es justa. No existe la justicia divina y conseguir los objetivos no tiene nada que ver con merecerlos. Triunfa el pillo, el jeta, el largo y el chanchullero. Abusa el que puede y al bueno se lo comen con patatas. 
“El que no llora no mama” es una síntesis acertada de esta teoría. Estoy cansado de ver gente que no sirve, que no llega, que no se esfuerza, que no se implica y que no valora un carajo la suerte que tiene. Pero eso sí: grita mucho, llora como nadie y protesta en cuanto sus expectativas no se ven recompensadas.
En un mundo ideal, ecuánime, utópico, el gruñidor no sólo quedaría sin premio. Una severa penalización caería sobre su cabeza por quejarse, presionar y maltratar al que dirime y decide. Pero no vivimos en una sociedad soñada. Estamos en una real y cutre, despiadada y salvaje, donde el que se enfada siempre saca mucha más tajada que el que asume con resignación o acepta con madurez su sino o castigo, tanto si lo merece como si no. Simplemente es lo que hay y punto.
A mí esto me da mucha rabia. Que venga un gitano escandalizado porque le quieren multar y al final se va de rositas para que no la monte; que el veterano de la empresa monte el pollo porque le cambian el turno y que el nuevo, mucho más eficiente, se coma el marrón; que el broncas del equipo arme la de San Quintín y el árbitro no lo expulse porque no se atreve, y al modosito lo largue a las primeras de cambio; que un niño conflictivo sea reiteradamente perdonado para que no la líe parda, y al respetuoso lo crucifiquen en cuanto parpadea.
Eso me jode. Que la ley, la justicia y las normas sólo se apliquen a los que no se van a rebotar, y que los ogros, los tiranos, los caciques y los déspotas sean sustancialmente absueltos en nombre de la connivencia. Las cosas deberían ser al revés. Pero claro, tampoco los futbolistas deberían cobrar una pasta y los que cuidan enfermos recibir cuatro perras en negro. Este mundo esta mal hecho. Si alguien encuentra uno mejor, que me llame. Prometo pagar mis impuestos y no gritar airadamente como si hubieran mancillado a mi hija.

3 comentarios:

  1. Yo también me apunto, a cada instante todo empeora, ya no hay principios ni valores que merezcan la pena, no hay justicia, ni vergüenza...Esto se cae!! incluso los sueños...

    Un abrazo

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  2. AAAaaaaaaaaAAAAAAAAAAaAAAAAAAaaaaaaaaaaaAAAA!!!!!!!

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  3. Pues si aparece que me avisen a mí también. Toda la razón Dry.

    Abrazos.

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